ESI (EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL) para Adultes*: Salud Mental Comunitaria Danzante
Por Mg. Clara Attardo
Psicóloga UBA, Magister de Flacso
Madre y Argentina
“La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión”
Anais Nin
“La Estupidez del mundo nunca pudo y nunca podrá arrebatar la sensualidad”
Fito Páez
“Tabú Fuego y Dolor, por Tí tuve el Valor de seguir”
Gustavo Cerati
Introducción
“Vos trabajás la ESI escolar o la ESI Power”, me preguntó una docente mientras tomábamos una cerveza en el cumpleaños de una amiga inspectora de escuelas. Todas en esa mesa sabíamos de qué hablábamos; aquí les presento: ESI PARA ADULTES. UN DISPOSITIVO MULTIDIMENSIONAL DE SALUD MENTAL COMUNITARIA.
ESI para Adultes (también la llamaré EPA y ESI para Adultxs) es una propuesta de Salud Mental Comunitaria, en tanto apuesta colectiva, que busca la implicación personal, política y subjetiva de las personas respecto a la historia de su sexualidad.
Con herramientas de la educación popular y la pedagogía de la pregunta, se busca la interpelación, la recreación de la historia personal, que a la vez es colectiva sobre los tabúes, los omitidos, los saberes marginales, ausentes en las instituciones, pero presentes en los pasillos, las puertas de los baños, los malestares y padecimientos cotidianos, las charlas entre amigxs y más.
ESI para Adultes es un dispositivo que apuesta a fortalecer la salud mental personal -colectiva, ya que en la medida en que se implementa surgen alivios, risas, enojos, emociones, angustias; pero principalmente la experiencia de que las exploraciones “abyectas”, silenciadas sobre la propia sexualidad, forman parte de un universo compartido, con marcas de situación y de época.
La sorpresa de enterarse que “no me pasaba a mí solx”, “de que no soy anormal”, y poner en palabras las violencias vividas y ejercidas; da cuenta de que ESI para Adultxs se ubica en el campo de la potenciación de la salud mental.
La salud mental colectiva; así como la educación sexual integral son derechos humanos inalienables. En este recorrido se establecerán puentes entre ambas dimensiones; considerando el eros como potencia política y revolucionaria en épocas de destitución subjetiva, pedagogías de la tristeza y estragos de la crueldad.
Este proyecto, lejos de ser un manual de procedimientos sexuales, es una aventura que va a danzar y jugar con herramientas múltiples, no se asusten así funciona quien les habla; vamos a articular salud mental y educación sexual integral, porque son Derechos Humanxs, transitaremos tensiones, paradojas, incomodidades y contradicciones.
Danzar en el entre la ESI y la Salud Mental, implica que el autoconocimiento, la apropiación de nuestra historia y el disfrute corporal son herramientas singularización que potencian la autonomía.
Vivir una sexualidad sin estereotipos, mandatos, libre, sin coerciones ni violencias, potencia el bienestar subjetivo y alivia el sufrimiento psíquico.
Aprehender que la sexualidad no se reduce a la práctica coitocéntrica, permite vivir al erotismo como pasión vital cotidiana, como pasión alegre y eso es ESI y a la vez Salud Mental.
ESI para Adultxs es una apuesta desde la implicación; porque no son lxs otrxs los que necesitan ESI, yo necesito una ESI dinámica, desbinaria, que acompañe mi vida en movimiento, más allá de la juventud, abre a todas las etapas vitales,
Gesta y nacimiento desde el territorio
ESI para adultxs se gesta y nace todo el tiempo desde múltiples territorios, barrios de todo nuestro país y más allá, a través de la virtualidad trascendiendo fronteras y de la presencialidad. ESI para Adultxs es trans territorial, como la sexualidad misma: un caleidoscopio situado.
EPA se origina en las periferias, en los bordes y abyectos de la ESI; tiene sus escenas originarias que nunca dejan de repetirse:
Me llaman de instituciones para que de charlas de ESI para lxs jóvenes. Lxs adultxs convocantes cumplen con el rol de acompañar y controlarlxs, se sientan en las “periferias” de los grupos, escuchan con atención los diálogos, apenas se atreven a participar.
Muchxs adultxs de brazos cruzados, paradxs, sentadxs, siempre en las afueras de los grupos que “necesitan ESI”. Luego de las charlas vienen sus devoluciones, que en general consisten en “lxs felicito, excelente charla, lxs chicxs la necesitan mucho”.
Bueno, soy psicoanalista: me interesa más lo que no se dice que lo que sí, lo que no se muestra, allí donde no te felicitan.
Ruidos…
Una vez en una plaza Conurbana, allá por 2018, llevamos una vulva. Era las pocas que había en los kits de salud sexual, ya que sólo había, con suerte, penes de madera. En ese encuentro, una señora adulta mayor dijo sonrojada “yo no la conozco, tuve mis hijxs y nietxs pero nunca me la ví”.
En otra oportunidad, en el horario vespertino de una escuela pública del Conurbano, la cual estaba vacía, en la soledad de una inmensa institución, se escuchaba a una docente. Esta docente promovía el debate sobre pornografía con su alumnado; el debate era maravilloso y me acerqué detrás de la puerta. Estaba ella, en soledad, generando lo que difícilmente pudiéramos explicitar que hacíamos, ¿Por qué aún de eso no se hablaba? ¿O se hablaba sólo desde los márgenes?
¡EUREKA! Es por acá, me dije. Tenemos que hablar de los omitidos de la ESI, de los que al menos hoy puedo reconocer desde mi experiencia: lxs adultxs y la sexualidad como potencia erótica revolucionaria. Porque el poder se cuela a través de la burocracia y la ESI no puede circunscribirse a lxs adolescentes, a las instituciones educativas ni a aspectos preventivos de posibles daños.
Todo lo que se burocratiza pierde erótica y potencia revolucionaria.
Fundamentación y marco de ESI para adultxs
Transitar la ESI en primera persona implica reflexionar y revisar la propia historia en torno a la educación sexual y al ejercicio de la sexualidad. Esto es fundamental para trabajar un derecho inalienable: el derecho a una educación sexual integral que incluya el goce y el disfrute.
Como mencioné anteriormente, trabajo en educación sexual desde antes que existiera una ley. En aquella época, años 2000, fuí residente de Promoción y Educación para la Salud en el hospital Durand en el 2005 y desde antes en talleres. Trabajar la educación sexual tenía la impronta de, en primer lugar, tener que pedir autorización a las familias vía cuaderno de notificación y, en segundo lugar, al equipo interdisciplinario, a mí como psicóloga, nos pedían específicamente que entráramos a las escuelas a trabajar con adolescentes sobre temáticas de prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual. En aquella época empezábamos a trabajar género y podíamos involucrar algunas cuestiones de género pero sólo en torno a la negociación del uso del preservativo. En mi formación como residente, me dieron una muy buena capacitación en VIH Sida y enfermedades de trasmisión sexual, me dieron un kit con un pene de madera y preservativos y con eso al trabajo en salas de espera de servicios de adolescencia, consejerías, escuelas. Sin embargo, nunca nos dimos el espacio de reflexionar sobre qué educación sexual habíamos tenido. Mucho de lo que hacíamos era usar el pene de madera y hablar frente al público sobre esto.
Con los años, fui viendo que me encontraba con muchísimas personas adultas desesperadas en la semana de la ESI: docentes y directivxs invitando a equipos de salud sin saber qué hacer esa semana.
En el territorio empecé a percibir a familias, docentes y personas adultas, focalizándome en lo omitido, en lo que no se ve. Y en ese recorrido observaba que, de una manera muy sigilosa, las docentes miraban las charlas y escuchaban con mucha atención, fundamentalmente las de género y diversidad. Las personas adultas empezaban a acercarse, a prestar atención y a preguntarse: “¿pero esto en algo me toca, no?”. Ví también familias hablándole a lxs adolescentes: “esta charla es para vos”.
Con el tiempo, fuí pensando algunos dilemas sobre la adolescencia y cuánto hay de políticas que inicialmente tuvieron que ver con el control de lxs adolescentes y sus destinos, y hoy lo pensamos en términos de cuidados y derechos.
¿Por qué hablar de sexualidad, de educación sexual, de bullying y de violencias como temas solamente ligados a las juventudes y a las infancias?.
En los talleres, las personas adultas suelen decir: “las nuevas generaciones, por suerte…”. Pero ¿todo recae sobre las nuevas generaciones? ¿las personas adultas ya estamos entregadas a no tener potencia de transformación social? ¿las personas adultas mayores no tienen potencia de transformación social? Tenemos tan arraigado que las temáticas de prevención están ligadas a las adolescencias y a las infancias que nunca lo pensamos en relación a otras etapas vitales. En este sentido, comencé a pensar en un proyecto que se llamara ESI para adultxs y que tuviera que ver con pensar qué educación sexual tuvimos nosotrxs, lxs encargadxs de transmitir algo sobre sexualidad a otrxs. Y no sólo para compartir con otrxs; es decir, como cuidadanxs tenemos el derecho y la obligación de incorporar y aprender desde otro lugar, retomar algo del orden de la erótica de la vida.
Ahora les pregunto: ¿qué educación sexual tuvieron? ¿Recuerdan qué educación sexual tuvieron? Me refiero a la educación formal, pero también a la no formal.
Apoyo profundamente la Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral sancionada en el año 2006, pero también es necesario ampliar las fronteras etarias, las fronteras ligadas al binarismo sexogenérico, a los colores de piel, a las diversidades corporales. Y, además, hay que ubicar la ESI en ámbitos de educación no formal e informal, porque de hecho lo hacemos: damos talleres en centros de jubiladxs, en plazas, entre otros espacios. Es decir, la ESI no debe quedar circunscrita al currículo formal o informal.
Por eso les pregunto ¿qué educación sexual tuvieron? Ya sea en el ámbito escolar o en el ámbito universitario, pero también en la espontaneidad de la vida cotidiana, en sus casas o con aquellos materiales o pequeñas cosas que llegaron a nuestras manos y nos sirvieron para saber sobre sexualidad.
La curiosidad erótica era censurada y la información llegaba (y llega) al lado del porno hegemónico. Con estos bagajes nosotrxs nos tenemos que arreglar para la transmisión a otrxs de la ESI. ¿No les hace pregunta esto?.
A veces trabajar temas de sexualidad no resulta sencillo, porque no es sencillo hablar de sexo y hay resistencias. Fundamentalmente porque trabajamos con temas sensibles y que dejan marcas. El tema de la pornografía asociado a la formación sexual es una constante; quizás es más común escuchar a varones asumiendo que ven o veían porno, pero la verdad es las mujeres también vemos. Por eso es interesante debatir y preguntarnos ¿qué tipo de porno? ¿qué corporalidades vemos en el porno mainstream? ¿qué tipo de sexualidad se transmite? ¿qué tipo de vincularidad se muestra? .
También es necesario hablar de sexualidad en las universidades. Soy docente universitaria hace muchos años y si hay algo que queda vedado en los claustros académicos en general, en el campo educativo y en los ámbitos académicos formales, tiene que ver con la erótica y con la corporalidad, son temas de segundo orden. Por esto es importante revisar las marcas de época que hablan del biologicismo, o el reduccionismo sociologista y del binarismo, y no sólo a partir de lo que recibimos o no recibimos en la escuela, sino cuando preguntamos en casa y nos chocamos con la no palabra en ese momento. La impronta del miedo, asociado a lo sucio, al pecado, a lo oculto, a la culpa y la vergüenza es la connotación ligada a la sexualidad que hemos recibido.
Con todos estos bagajes que cargamos de nuestras historias sexuales tenemos que circular y transmitir algo del orden de la sexualidad a otrxs. Por eso tenemos que pensarla y ponerle el cuerpo. Creo fuertemente que a mayor injusticia social hay más injusticia sexual. Hablo de justicia sexual para poder pensar otra distribución posible, no sólo de los cuidados sexuales sino también del disfrute ¿quiénes son las personas que tienen derecho al disfrute?.
Poner el cuerpo
Una dimensión fundamental es la del cuerpo. Si hay algo que rige fuertemente el pensamiento moderno en general, y los ámbitos educativos en particular, es la disociación entre cuerpo-mente. Es la lógica cartesiana, la lógica moderna, el pensamiento positivista binario. Y el binarismo no sólo es sexual, es nuestra manera de pensar el mundo: social versus individual, binario versus no binario, cultura versus naturaleza, y así podríamos seguir. Permanentemente estamos inmersxs en cuestiones dicotómicas que delinean nuestra forma de mirar el mundo. Entonces, trascender esa dicotomía cuerpo-mente es uno de los grandes desafíos de la ESI: volver a traer fuertemente el cuerpo. No somos sólo idealismos deseantes; cuando nos paramos frente a un grupo de personas y damos una clase, toda nuestra corporalidad está puesta ahí. Están nuestros colores, nos sonrojamos, gesticulamos, nos pasan un montón de cosas.
Parte de mis reflexiones se inician cuando tuve que enfrentarme a una clase de adolescentes de primer año del secundario con un pene de madera y realizar la colocación del preservativo en una escuela; si bien me han resultado muy amenas esas experiencias, siempre me pregunté si a todxs lxs docentes les pasaba lo mismo; de hecho, me consta que a muchas compañeras les incomodaba y hasta angustiaba.
Poner el cuerpo en ESI es poner el cuerpo propio en escena y traer los cuerpos a una agenda donde se lo nombra, se lo describe, y en el mejor de los casos se abren registros sensoriales y perceptivos al respecto.
Desde mi recorrido territorial e investigación al respecto, identifico que, de las principales temáticas que se trabajan en ESI hoy son: perspectiva de género, violencia de género, diversidad sexual, patriarcado, entre otras.
Ahora pregunto ¿qué dimensión ocupa el cuerpo, la sexualidad y el placer en la ESI hoy?; ¿Tienen a la mano elementos de educación sexual a la hora de trabajar?; ¿Con qué elementos trabajan?; ¿Qué llevamos a las intervenciones territoriales y escolares a la hora de dar Educación Sexual Integral?.
Algunas de las herramientas son: el buzón de la ESI, recursos del Ministerio de Salud, del Ministerio de Educación, el maletín con los cuadernillos para todos los niveles previstos, el cuadernillo de diversidad, los lineamientos curriculares, un rotafolio con láminas, preservativos para penes, un pene de madera, spots publicitarios, folletería, etc. ¿Qué es lo que no hay, frecuentemente en el kit de ESI?: Vulvas. Muchas veces las tenemos que buscar o mandar a hacer, porque no vienen y las necesitamos para nuestros talleres; y sabemos que el borramiento de las vulvas y clítoris no es casual, es patriarcal.
Entonces ¿Cómo es para nosotrxs pararnos frente a un auditorio con estos elementos, hablar de estas temáticas, convocar conceptos como salud sexual anal (en los kits tampoco hay anos), cómo son esas experiencias?, ¿cómo es para nosotrxs, personas con vulva, dar una charla de ESI con un kit que dice poco y nada sobre nuestros cuerpos?, ni hablar de la corporalidad desbinarizada. No existe.
Son muy importantes las dinámicas con las cuales se presentan los conceptos e informaciones, y es claro que muchas veces trabajar estas temáticas nos ponen en lugares de prejuicio sobre nuestra persona y/o sobre nuestro trabajo, quedando paradxs en el ojo del juzgamiento institucional. Porque la ESI, más allá de entrenar nuestra racionalidad para aprender nuevos conceptos -lo cual está muy bien-, nos pasa en el cuerpo. Quienes hacemos ESI tenemos años de poner el cuerpo y algo que no solemos hacer es poner en palabras eso que hemos transitado. Muchas veces atravesamos las miradas y los silencios de colegas, amenazas sumariales, despidos, etc. Ponerle el cuerpo a la ESI y ponerle el cuerpo a la sexualidad, entendida no sólo como práctica sexual coitocentrista, sino como una práctica integral multidimensional y entendiendo a la erótica como un modo de vincularidad, nos lleva a preguntarnos: ¿cómo ubicar las pasiones alegres, las ganas y la libido transformadora y revolucionaria en lo que estamos haciendo?.
Una propuesta valiosa es interpelar los silencios, apoyados en seguir formándonos, seguir estudiando. Si la ESI no nos pasa por el cuerpo y por el corazón, si no nos conmueve de alguna manera para hacernos preguntas, quedará solamente la información racional, que no siempre nos resulta significativa y transformadora.
Lejos de concluir…continuará…contra toda perversidad e intento de destitución subjetiva. ESI para Adultes será la danza entre Eros y Ágape.
Bibliografía
Attardo, C. (2018). Las voces de las mujeres en las políticas públicas. Relatos de una experiencia. Buenos Aires. Minga Editorial
Flores, V. (2016). Pedagogías transgresoras. Recuperado de https://www.bibliotecafragmentada.org/wp-content/uploads/2017/12/PEDAGOGIAS-TRANSGRESORAS-COMPLETO.pdf
Nota
*También lo llamaré EPA y ESI para Adultxs, alterno X y E. Todos los derechos del Proyecto y del escrito presente son de la Lic. Clara Attardo. Cite. No se haga.