Muchas idas y venidas, discusiones, mandatos, experiencias y
saberes se ponen en juego cuando hablamos del parto.
De-construimos permanentemente el mandato bíblico “parirás con dolor” por considerarlo un producto de una sociedad
patriarcal que naturaliza que el hecho de parir sea vivido en condiciones
hostiles que tenemos que necesariamente soportar porque simplemente “es así”, “siempre
fue así”. De hecho se nos dice “cuando tenés a tu hijo en brazos todo el dolor
se olvida”.
A partir de muchas experiencias de las mujeres, de mucha
conceptualización y caminos recorridos de militancias llegamos a pensar en la
posibilidad de que el parto sea un evento vital donde las mujeres tomemos las
riendas, decidamos, exijamos y hagamos valer nuestros derechos hasta el punto
de transformar en mítico “parirás con
dolor” por el por qué no ¿mítico? Y exigente “parirás con placer”.
Para estar a la
altura del pretencioso “parirás con
placer”, muchas veces el camino es financiarse el parto-en casa o pagando
un plus en las instituciones médicas y se continúa con el autofinanciamiento de
licencias prolongadas por maternidad entre otras estrategias.
Muchas veces decidimos transitar el parto rechazando todo
tipo de aporte de la medicina que puede ayúdanos a transitar la situación con
menos dolor-paradójicamente. O incluso con mayor seguridad y resguardo,
evitando riesgos.
Y es aquí donde me lleno de preguntas; ¿es posible parir con
placer?, ¿la humanización de la maternidad debería extender sus fronteras a los
derechos laborales cuando somos madres?, ¿las instituciones deben tomar la posta?,
¿el Estado que rol tiene?.
Parirás con placer ¿es un nuevo mandato?., ¿y si no estoy a
la “altura de las circunstancias”, seré juzgada, sentiré culpa?...
¿Cómo concibe al Dolor la sociedad actual moderna tardía, capitalista
y patriarcal?, ¿Cómo concibe a la Muerte-y uso la palabra concebir con doble intención-la sociedad patriarcal, capitalista y moderna
tardía?.
El rechazo al dolor es un lugar común en la actualidad.
La negación y el rechazo del dolor, así como la dificultad
para asumir que en determinados momentos vitales podemos estar en una situación de vulnerabilidad, es un
obstáculo a la hora de pensar en
estrategias humanas y dignas para transitar el parto y el puerperio en las
instituciones.
Asumir la posibilidad de transitar el dolor, la
vulnerabilidad y el conflicto, no nos hace menos autónomas y ciudadanas sino
todo lo contrario; nos permite pensar estrategias para que el pasaje por esos momentos
sea respetado y sin violencias.
Derecho a parir sin
violencias, es una propuesta para que las instituciones de salud y los
ámbitos laborales, entre otros, a través
de las políticas, asuman la responsabilidad de cuidar, de respetar y garantizar
el derecho a transitar con dignidad y
humanidad los momentos vitales que nos
toquen se presenten como se presenten: más fáciles, más dificultosos, con
temores, con alegrías, angustias, placeres
o displaceres y todo el arcoíris de posibilidades humanas.
No quiero mandatos, no quiero más“parirás
con…” ; sólo quiero humanidad, acompañamiento, contención y respeto para
los acontecimientos tal como se presenten.
Parir sin violencias
nos permitirá a las mujeres apropiarnos de la experiencia, así como salir del
ámbito privado para transitar por el ámbito público como ciudadanas.
¿Y para que tantos resguardos en el parto si a los tres
meses-con suerte, si no antes- tengo que volver a trabajar en las condiciones y
las exigencias de siempre?.
El mundo laboral requiere ser resignificado, revisado
profundamente de acuerdo a las necesidades de las mujeres, de los varones, de
la niñez, de las familias en toda su diversidad.
Muchas mujeres y familias se autofinancian la prolongación
de las licencias o bien hacen todo tipo de arreglos más o menos informales, si
las instituciones lo permiten. Cosa que en general no ocurre.
El derecho al ser cuidadas es un Derecho Humano que debe ser
Universal. Y las instituciones tienen que tomar la posta.
Alguna vez las
mujeres deberíamos pensarnos como ciudadanas con derecho a ser cuidadas. De-construyendo la equivalencia cuidado=control=tutela que marca a fuego las subjetividades femeninas, y reemplazarlo por Cuidado=Derecho. Mi Derecho, mi dignidad.
Asumir el posible dolor, asumir el posible tránsito por una situación que nos
vulnera, no nos hace más débiles; todo lo contrario, nos permite exigir y
pensar en la idea de transitar sin violencias por las instituciones en las que
nos toque vivir, partir, trabajar, sufrir o morir.
Todo es parte de la vida, la idea es pasarla con dignidad.
Clara A.
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