Basada en la obra clásica de Ana María Fernández “La Mujer de la Ilusión”; me interesa pensar cómo actualmente tres Mitos que la autora plantea como pilares en la construcción de las subjetividades femeninas modernas; tienen plena vigencia actualmente en tres realidades que impiden a las mujeres disfrutar de sus vidas y obstaculizan el desarrollo de su libertad y autonomía como lo son Abortos clandestinos, Trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual y los Femicidios.
Los mitos que A. M. Fernández plantea citan la obra de
Castoriadis. Se denominará Mito a Producciones del Imaginario Social que
operan como organizadores de creencias, sentimientos, pasiones, gustos,
estructurando subjetividades a través de los diferentes momentos y necesidades históricos.
Los mitos, que conceptualiza Fernández, denominados
Pasividad Erótica Femenina, Amor Romántico y Mujer=Madre son constitutivos de
las subjetividades femeninas de la modernidad en sus inicios, y toman formas
específicas de acuerdo a los cambios históricos, políticos y
sociales. Asimismo crean una matriz específica de acuerdo a la
etnia e identidad cultural, orientación sexual, clase social de las mujeres.
El fin de este artículo es afirmar que las realidades actuales que
recrudecen en nuestro país como las muertes de mujeres por abortos clandestinos
(especialmente de las más pobres como sabemos); la desaparición en democracia
de mujeres y niñas con fines de explotación sexual y el creciente número de
femicidios; hacen que los tres mitos antes mencionados, que parecerían ir
transformándose y hasta resquebrajándose tras el progreso de las Mujeres, pujan
e insistan en NO dejar de existir en cada una de estas realidades que se hacen
carne en nuestras vidas.
Los mitos son el corazón de hechos regresivos que resisten a toda
posibilidad de liberación de las mujeres; impidiendo la conquista plena de la
autonomía y soberanía sobre sus cuerpos, sexualidades y disfrutes.
Los tres Mitos y sus correlatos, aborto,
trata y femicidios.
Si bien los tres mitos que menciona A. M. Fernández constituyen el
corazón de las violencias contra las mujeres, las muertes por abortos en
situación de clandestinidad y la trata con fines de explotación sexual; cada
mito tiene un correlato especialmente potente con cada una de estas situaciones.
· Pasividad-pasivización
Erótica Femenina y Trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual
.
El proceso histórico de generización de las mujeres en los
comienzos de la modernidad capitalista requirió de la expropiación del erotismo
de las mujeres impidiendo el conocimiento de sus cuerpos, así como de la toma
de decisiones y fundamentalmente la construcción de un cuerpo sujeto de placer
erótico.
Dicha expropiación establece una relación particular con el sujeto
masculino, que será dueño del saber sobre ese cuerpo, será el sujeto
“activo“ del placer erótico y las mujeres objetos “pasivos”
de dicho placer. Una “buena mujer” será aquella suficientemente generizada,
pasivizada y expropiada del goce, conocimiento y placer en relación a su
cuerpo, como producto del disciplinamiento biopolitico y el sómato político.
Esta realidad es necesaria en el contexto del capitalismo que
requiere de madres “suficientemente buenas” cuidadoras de los ciudadanos
futuros.
La creciente constitución del cuerpo femenino como mercancía, que
lo convierte en objeto despersonalizado al servicio del goce y poder masculino;
se refuerza en épocas de mayor liberación sexual y erótica de las mujeres,
mediante la desaparición en democracia de las mujeres y niñas con fines
de ser explotadas sexualmente.
Paradójicamente prácticas libertarias y escalvizantes coexisten
entré sí, así como nuevos varones que cuestionan la masculinidad
hegemónica conviven con prácticas que recrudecen el proceso biopolítico de
fragilización de las mujeres y nenas como objetos descartables de goce sexual.
El patriarcado y el capitalismo de comienzos de siglo XXI toman
formas que moldean el mito de la Pasividad Erótica Femenina, hasta llevarlo al
extremo del secuestro y la violación sexual de las mujeres, sosteniendo un gran
negocio mundial.
·
Amor Romántico y Femicidios
Cada día se refuerzan las piezas simbólicas del mito del amor
romántico, a través de las propuestas lúdicas, literarias, educativas,
indumentarias y tantas otras que reciben las nenas.
Propuestas altamente redituables comercialmente, minan las mentes de las niñas promoviendo constituirlas en “princesas”, que lejos de ser ciudadanas de derechos; pretenden moldearlas como objetos bellos, dependientes y frágiles, cuyo principal valor es ser el sostén emocional de la familia; donde no existe la soledad como opción, y mucho menos el cuestionamiento de la heteronormatividad y el binarismo sexual.
Los varones son y deben ser “príncipes”, proveedores económicos,
protectores, heterosexuales; dueños principales del poder de decisión y
monopolizadores legítimos del uso de la violencia. Las mujeres se “casan para
siempre y comen perdices”, “los trapos sucios serán lavados en casa” y “deben
aguantar por amor a la familia.”
El mito del amor romántico, con un velo de cuento de hadas,
esconde la cruda realidad de la permanentemente desigualdad de poder entre
mujeres y varones al interior de las parejas. Incluso ante más información y
legislación sobre el tema, cada día crecen los femicidios.
Muchas mujeres, actualmente al querer liberarse de la violencia, son muertas en manos de sus parejas, dejando numerosos niños y niñas huérfanos/as también victimas y testigos/as de violencia.
El fenómeno Disney, por ejemplo, encarna el cruce entre el
capitalismo actual y el destilado de símbolos, imágenes y objetos del mito; que
pretenden generizar a las niñas en un lugar de objeto bello, diseñado para el
amor, la ingenuidad y la necesidad de protección y sobre todo, control, por
parte de los varones.
Y ni que hablar del ideal monárquico tan de moda en nuestros días.
Esto me da que pensar en algunas implicancias políticas de resaltar un sistema
institucional donde los/as que tienen poder son algunos/as elegidos/as, por
estirpe y linaje; en el cual las mujeres solo acceden por matrimonio.
Lejos de las premisas sobre elegir y ser elegidas; las princesas
nos devuelven a un mundo monárquico, donde las mujeres pierden toda capacidad
de poder político, autonomía y libertad de decisión. Pilar de la
violencia; que se hace carne dramáticamente en la muerte creciente de las
mujeres en mano de sus parejas o ex parejas masculinas.
· Mujer=Madre y
muertes por abortos clandestinos
Si para ser Mujer es necesario ser madre, la maternidad no es un
proyecto posible sino una premisa constitutiva de la identidad femenina.
Y esto es claro en la legislación que en nuestro país penaliza la
práctica del aborto.
La maternidad, lejos de ser planteada como deseo y decisión, es
obligatoria y “esencial”. “Instintiva y biológica”. 500.000 abortos por
año en nuestro país, con numerosas muertes y consecuencias discapacitentes
para las mujeres, parecerían no hacer mella en el mito.
El mito cae con cada mujer que decide abortar para no ser madre
porque no desea la maternidad.
El mito impide inscribir legítimamente el deseo y el NO deseo de
maternidad; así como los múltiples estados, sentimientos y prácticas que
ocurren verdaderamente en relación los embarazos y las maternidades.
Por su carácter de ilegalidad, es difícil tener cifras exactas de
la morbimortalidad que produce el aborto en nuestro país; pero como
sabemos las mujeres pobres son quienes mueren por no tener acceso a métodos
seguros para abortar. Los sectores medios-altos acceden al aborto seguro por
poder de pago, con un velo de hipocresía.
Las mujeres pobres son condenadas a muerte por la doble condición
de mujeres y pobres. El mito vive en cada muerte.
Las subjetividades femeninas de hoy, como las de ayer; son
constituidas por las producciones míticas del patriarcado heteronormativo y el
capitalismo que se hacen carne en el cuerpo de las mujeres como territorio de
pujas de poder.
Los géneros siguen en disputa y los cuerpos siguen siendo
territorio de conflictos, aun conformando un enorme crisol más o menos tradicional,
cada vez más diverso y múltiple, las mujeres seguimos pugnando por romper
cadenas, como en los albores de la modernidad.
Des-generizarse es un fin libertario para las subjetividades
en su arcoiris, para las Instituciones públicas y privadas y para los Estados.
Es un fin absolutamente libertario que necesita de herramientas
políticas, culturales y económicas, porque implica desarmar
relaciones de poder opresivas en el marco del capitalismo.
Si la idea-concepto de Género, aun sirve como herramienta
política de cambio bien valen aun sus desarrollos; sino habrá que darse otros.
Tres Mitos, tres realidades en nuestra Argentina aquí y ahora, 10
de noviembre de 2013.
Bibliografía:
-Ana María Fernández. La Mujer de la ilusión. Paidós, Buenos
Aires, 1993.
-Ana María Fernández. Sexualidad Femenina. La Pasividad Femenina.
Una Cuestión Política. Zona Erógena. Nº 16. 1993.
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