domingo, 5 de noviembre de 2017

Entre dos mundos. Académica y funcionaria: “Desquiciando y nomadeando”

En primer lugar les cuento de qué NO se trata este artículo:

a-Autobombo
b-La vinculación profesión-maternidad, tema harto discutido, tema que me harta dado que no tiene soluciones y siempre se hace lo que se puede.

Dicho esto me da vueltas en la cabeza en estos días de actos de colaciones, presentaciones de tesis, congresos, a la vez que se suceden acciones en el ámbito de las políticas públicas, la gestión como parte de la vida laboral, las negociaciones, los talleres en los barrios, las escuchas a las violencias, el empleo como profesional en las trincheras; en los bordes de las salas de espera, las escuelas, los hospitales, y mil lugares más.

Pensaba por qué elegí el duro camino de sostener la simultaneidad del trabajo académico, con docencia, investigación, gestión académica y el trabajo como funcionaria pública al mismo tiempo. Funcionaria siempre con roles de coordinación técnica, pero no hay nada técnico que no sea político, ya lo sabemos.

Si bien amo la docencia y me gusta investigar jamás se me cruzó ser académica pura, como tampoco se me cruzó que al fin tenía un trabajo técnico estable y el “oficio aprendido” por lo cual para qué seguir sosteniendo fuera de horario y  sorteando enormes distancias, el trabajo académico.

Es la clara convicción de que me cuesta concebir al saber como un producto de escritorio-con todo respeto lo digo no me maten-. Me cuesta entender que el trabajo en “terreno” sea como una especie de pozo de petróleo al cual visitan para extraer experiencias que luego se sistematizan y se presentan como las verdades que paradójicamente consumen las personas que circulan por las trincheras, siendo ellas mismas las creadoras (muchas veces no consientes) de la matriz de ese saber.

Por otro lado trabajando en las gestiones públicas, en políticas públicas, las instituciones, sus ritmos a veces acelerados, a veces cristalizados en un letargo para mi gusto angustioso,  se ejercen “ a veces” (ponele)  los oficios sin pensar, evaluar, sistematizar; con bajo nivel de rigurosidad y la necesidad de continuar capacitándose se va diluyendo. No negaré  las precariedades laborales y otros factores que hacen difícil ser rigurosas  trabajando, pero muchas veces la precisión, la actualización brillan por su ausencia reemplazado por la atención a la urgencia o bien a que el día se realice haciendo lo que hay que hacer (aclaro no es que en el ámbito académico no pase).

Trato de no ser lapidaria ni de generalizar porque nada es monolítico y siempre hay instituyentes, simplemente expreso lo que muchas veces siento y es el motor de mi nomadismo.

Sostener la tensión, los puentes e interrelaciones de las praxis con las conceptualizaciones me permite:
-No molestar a nadie con preguntas de investigaciones (es una humorada).
-Vincular permanentemente los nuevos conceptos con las prácticas cotidianas.
-Construir saber-hacer.
-De-construir las dicotomías ya re perimidas  entre teoría y práctica.

He decidido como posición profesional mantener la doble labor académica y técnica en las gestiones públicas porque me gusta “desquiciar” esa relación dicotómica entre lo que se piensa y lo que se hace, ya que quiero hacer lo que pienso y pensar lo que hago.  Mucho más cuando mi campo de acción es contra hegemónico y tengo que convencer a mucha gente, no lo voy a hacer vendiendo fruta. Saber fundamentar con evidencia es un acto plenamente político y elegido conscientemente.

Sí!, es el doble de laburo, llego a “desquiciar literalmente” cada fin de año, pero tengo la convicción de ser trans- trans disciplinada, trans disciplinaria, que todo binarismo y todo compartimiento estanco debe estallar a pura creatividad, a pura innovación, pero la novedad enmarcada en conceptos rigurosos te permite pelearla desde adentro de otra manera, lográs a la larga, o al menos eso parece, un poco de respeto y BUENOS RESULTADOS! cuando se demuestra que hacés lo que decís, que haces pensado;   que pensás lo hecho.

Creo que esto es el futuro, esos límites difusos que ya no se llamaran IAP (investigación acción participante), sino que este nomadismo será parte del quehacer propio y ya pensaremos como fundirle los límites que tenga.

Mi trabajo es desquiciar, nomadear, no ser de ningún lado y ser de todos a la vez, en uno y mil mundos.



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